La pintura infantil en reparo de una crisis
Las experiencias artísticas generan espacios de comunicación visual que contienen realidades y sentimientos íntimos de cada persona. Del mismo modo, promueven la reflexión, la creatividad y la sensibilidad por el entorno. ¿Se imaginan agrupar estos tres conceptos en uno solo? Yo sí, eso significan las artes para mí y una práctica así solo puede mejorar el mundo.
Les voy a contar el caso de Tomás, él tiene seis años y debería estar cursando el primer año de escolaridad en un espacio físico tradicional como es la escuela, sin embargo, la pandemia Covid-19 perjudicó el desarrollo de su vida cotidiana con exigencias escolares y el estrés de un cambio repentino, afectando su sistema nervioso central con movimientos involuntarios en el ojo derecho que se repiten una y otra vez. Él dice que su ojito está como la aletita de Nemo.
A partir de esa experiencia, decido acompañar este proceso en casa a través del arte, explorando cada mañana su libertad creativa a través de ejercicios pictóricos en acuarela.
En esta nueva rutina, lo miro cada día pintar y solo me transmite armonía, gratitud y bienestar. Hoy le pregunté qué sentía cuando pintaba y respondió: "me gusta porque me da energía". Así entonces, busqué los sinónimos de la palabra "energía" y entre tantos que aparecieron elegí mencionar estos: fuerza, vigor, potencia, firmeza, resistencia, acción, vida, dinamismo, vivacidad, coraje, ímpetu, intensidad, ánimo, valor, carácter, empuje, resolución y tenacidad. Que bonito saber que una palabra significa tantas cosas y que la pintura te puede hacer sentir todas ellas.
Cuando él pinta se siente mejor, se distrae mezclando colores y formando distintas composiciones, despierta su curiosidad y mantiene la concentración. Al finalizar cada trabajo, él los expone y nos cuenta el título de cada obra, nos habla sobre los personajes y por qué los dibujó así. Me parece maravilloso conocer sus pensamientos a través de las pinturas y aunque su ojito aún pestañea involuntariamente de vez en cuando, ya no le preocupa, se ve feliz y los dos sabemos que pronto pasará.
En este punto, reconozco los aportes de la educación artística a la crisis de este contexto. Pienso, reflexiono y siento que el arte le entrega mucho a nuestras vidas, desde la formación de personas emocionalmente sanas hasta el fortalecimiento de la interacción social.
En reconocimiento de su trabajo analicé una de sus pinturas porque me sorprende la habilidad innata de los(as) niños(as) a esa edad para desarrollar el dibujo de forma espontánea, sin reflexión, precedentes gráficos ni limitaciones imaginativas.
Una de las obras que hizo recibió de título: "El Espantapájaros" (Ilustración II). Y aunque a simple vista es una figura humana con sombrero, es también otras cosas. Desde los fundamentos de la teoría y los principios más unánimemente mencionados según Marín Viadel, R. (1988), presento los siguientes:
La primera observación que hice en el dibujo de Tomy, es la línea de base situada unos centímetros del límite inferior del papel en la cual se proyecta perpendicularmente el cuerpo del personaje generando casi un exacto ángulo recto de 90º.
Después, identifiqué la aplicación múltiple de figuras geométricas en la composición central para representar objetos y partes del cuerpo humano, como el círculo de la cabeza y el rectángulo del sombrero, adjudicando al mismo tempo un imperativo territorial en donde cada cosa dispone de un espacio inviolable, el sombrero es tangente a la cabeza y el torso a la línea de base. De acuerdo a las formas que utilizó para componer el dibujo se pueden decir dos cosas, la primera es que la figura está esquematizada de acuerdo al punto de vista más próximo a lo que él conoce como cuerpo y objeto, por ejemplo: la perspectiva del rostro se presenta habitualmente de frente al igual que las extremidades o el sombrero. Y en segundo lugar, la importancia del tamaño, en donde es común ver en los dibujos de los niños(as) elementos más grandes que otros. Por ejemplo, el sombrero del personaje es mayor que la cabeza y el torso, eso significa que Tomy dispone el punto de vista emocional, funcional y semántico de su trabajo en ese lugar.
Finalmente, referido al color; si bien existe la presencia de tonos violetas con matices fríos, no son predominantes en la pintura porque el trabajo se tensiona al amarillo y rojo disimulado de un rosa, transmitiendo una expresión cálida que se vincula muy sensatamente con su estado anímico al pintar.
En síntesis del análisis, Tomy crea una pintura con muchas posibilidades gráficas, desde el centro de interés en la composición hasta la elección de colores, sin embargo, el florecimiento de su pintura emerge de una situación de estrés y frustración que se refleja involuntariamente en el cuerpo, y a partir de ese estado emocional concede a los trabajos un encanto que se incrementa con sus infinitas posibilidades de crear e imaginar, no obstante, la pintura además de ser una manifestación visual, es una forma de expresión propia; acorde a su manera peculiar de ser y comprender el mundo, por tanto, más que sobreestimar el trabajo y apreciar lo visible, es también necesario valorar sus significados dentro de un espacio de reconocimiento íntimo que únicamente la práctica artística concede.
En tiempos de violencias estructurales y catástrofes cotidianas, el mundo necesita de las artes para cultivar el valor por el entorno y entender que solo la reflexión nos hará mirar con humildad la tierra que nos acoge y que tanto hemos descuidado.
Acerca del lenguaje:
El siguiente texto está escrito en lo posible, con un lenguaje neutro e inclusivo.
Referencia bibliográfica:
Marín Viadel, R. (1988). El dibujo infantil: tendencias y problemas en la investigación sobre la expresión plástica de los escolares. Arte, Individuo Y Sociedad, (1), 5. Recuperado a partir de https://revistas.ucm.es/index.php/ARIS/article/view/ARIS8888110005A